Adiós Praga. Buenas noches Budapest.
Antes de nada y como del millón de seguidores del blog (me ha comentado un colega que tenemos más o menos ese número) y bastantes me habéis preguntado por privado, os comento que el ojo sigue en su sitio y el puto orzuelo también, pero ya controlado, así que ya no parece que he ido al club de la lucha. Gracias a todos por preguntar, por cierto.
Por otra parte y ya que estamos de víctima, os diré que las tres noches en Praga en el apartamento (como diría mi padre, pulguero y nunca mejor dicho) algún bicho, tipo araña, pulga, chiche o yo que sé, me ha acribillado. Tengo las piernas, el cuello e incluso la cabeza con bastantes picaduras, que además, después de días pican que te cagas. Así que debo de parecer Torcuato, con el ojo a la virulé y con granos feos por todos los lados. Si es que, lo que no nos pase a nosotros... Sin más, era para dar más pena de la que ya doy.
Hoy (fue ayer pero bueno) teníamos un día bastante relajado y así nos lo hemos tomado. Nos hemos levantado hemos terminado de subir el post del día anterior y desayunado. Hemos preparado las maletas con sumo cuidado porque volamos con Ryanair y estos son más raros que la ostia. Así que, hemos sacado las botas de monte por el peso y esas han sido nuestro calzado todo el día. El vuelo lo teníamos a las 21:00, así que después de desayunar hemos llevado las maletas hasta la estación central y las hemos dejado allí en una consigna, por no cargar con ellas todo el día.
¿Qué es lo que hemos hecho? Pues disfrutar de pasear sin rumbo y sin ningún destino por Praga. Es un gran placer perderse por el las calles y en cualquier parte, volver de nuevo a encontrarte y descansar en cualquier banco, viendo pasar a la gente. Lo dicho un placer.
Cuando ha sido la hora de comer y un poco hartos de carnaza, Monkey N tenía antojo de ir a un chino. Y yo, lo que haga falta por ella. Así que, hemos buscado un chino que por fuera tenía pinta pijo y para dentro hemos ido. La sorpresa a sido mayúscula cuando en el interior sólo había orientales comiendo. También es cierto que todos eran turistas, pero nos ha dado buen rollo. La carta no tiene "nada" que ver con la de allí. Venían fotos, así más o menos hemos pedido cosas normales. Un pollo estilo Kong Pao (ese allí, allí, era parecido), una sopa con nuddles y unas empanadillas de esas raras al vapor. A todo a preguntado si lo queríamos picante. Así que, como somos muy de Bilbao, hemos pedido 2 picantes y uno medio. El pollo es lo primero que ha llegado (picante medio) estaba bueno y casi no picaba, todo perfecto. Lo siguiente los nuddles picantes, estaban buenos pero picaban que se jodían. Madre mis labios con la sopita de espaguetis, entre que comer nuddles con palillos no es lo nuestro y picaba como demonio, montamos un espectáculo de la ostia. Luego además, lo aderezamos con las empanadillas bien untadas en picante, así que acabamos con los morros como Carmen de Mairena.
La tarde paso sin pena ni gloria, un helado aquí, una siesta allá, ver una galería de arte que teníamos pase del día anterior, vamos lo normal que se suele hacer en vacaciones.
Antes de cojer el metro camino de aeropuerto, encontramos un mercadillo con comida callejera y birras así que, hemos tomamos la penúltima antes de irnos de Praga. Se estaba muy a gusto porque, además de estar a la sombra, estabamos escuchando música en directo de una chica que estaba tocando la guitarra acústica y cantando mientras otro chico le acompañaba con una caja de percusión. Ha sido una buena despedida.
En el aeropuerto poca cosa, esperar al embarque y tomar la última birra para gastar nuestras coronas sueltas. En Budapest nos esperaba un taxi gratis cortesia de Booking, pero hemos salido tarde de Praga y hemos tenido que ponernos en contacto con el taxista vía sms para indicarle que llegabamos tarde aun así nos ha esperado. Cuando hemos llegado, hemos visto a una chica con un cartel con el nombre de Monkey N y era para llevarnos al taxi. El taxista muy amabale, nos ha traido hasta el apartamento y la verdad que a primera vista, daba bastante mal rollo la calle. Y a segunda vista también. Además, nos habían preparado otra gincana de esas chulas con códigos para puertas, llaves en cajas, ... y todo eso, en un ambiente un poco oscuro y cansados de todo el día por ahí y del avión. Así que, no ha sido la mejor manera de llegar pero hemos llegado.
Hasta mañana que será otra día.
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